Este puede ser muy complejo, ojo.
Agarre la cacerola, póngale agua, prenda la hornalla.
Y ponga la cacerola al fuego, hombre, pero claro.
Agréguele un chorro de esencia de vainilla.
Listo.
Olor a flan al instante.
Hágalo para matar el olor a vinagre que le quedó después de curar una mesa, por ejemplo.
O si quiere vender su casa y hay potenciales compradores, los recibe con olorcito a familia.
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