Y como la Vida nos había dado naranjas e hicimos un limpiador casero, con unas cascaritas que quedaron por ahí, aromatizamos un rato el ambiente.
Un rato no.
En realidad dejé la olla en la cocina y la fui encendiendo varias veces.
Y como no puedo con mi genio, después de unos días le agregué un chorro de vainilla.
De li cio so.
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